Si antes del planteamiento del proyecto Espai Barça, las instalaciones del Club habían quedado obsoletas en muchos aspectos, con más del 40% del Estadio sin reformar desde el año de su construcción (1957), ahora es el mismo proyecto Espai Barça el que ha quedado desfasado tras años de espera, porque no prevé los avances y las innovaciones tecnológicas, medioambientales, constructivas y sociales que requiere un proyecto de esta magnitud, que ha de generar más oportunidades para el desarrollo social y económico del Club y que debe tener una vigencia de la cual puedan disfrutar las futuras generaciones.
Proyecto infravalorado en coste y tiempo
Con la entrada de la nueva Junta Directiva, tenemos la oportunidad de revisar y actualizar los costes reales del proyecto, ya que estos no se corresponden con la realidad del Espai Barça tal como estaba planteado. El coste real del plan de financiación que aprobaron los socios en el referéndum de 2014 está totalmente desfasado, y estaba infravalorado tanto por lo que respecta al presupuesto como por las condiciones económicas que exigía, con una reducción de la deuda a 200 millones de euros que no sólo no se ha conseguido nunca, sino que actualmente se ha disparado por encima de los 1.300 millones. También con respecto al calendario de obras.
Los costes de inversión estaban totalmente infravalorados en comparación con otros proyectos ya ejecutados o en marcha en el mundo, y no preveían las mejoras tecnológicas y de sostenibilidad que se deben exigir a un proyecto que queremos que esté vigente durante décadas. Además, la única instalación del proyecto que se terminó, el Estadi Johan Cruyff, ha tenido un coste muy superior al presupuestado. Los 4 millones de euros que debía costar terminaron siendo 19 millones.
Los recortes económicos que ha ido sufriendo el Espai Barça han ido perjudicando y empobreciendo progresivamente el proyecto constructivo, y se querían mantener estructuras obsoletas para la construcción del nuevo Estadio que condicionaban negativamente su funcionalidad futura.
Afectaciones que no se han dicho
Desde el punto de vista social, el anterior proyecto causaba unos perjuicios en los socios abonados y unos riesgos para la seguridad de las personas que no estaban suficientemente explicados. El impacto del proyecto que implicaba la construcción de una nueva primera grada, tal como estaba planteada, obligaba a mover a más de 12.500 socios y socias hacia la tercera grada, y esta es una línea roja que la Junta Directiva no quiere traspasar por el agravio que supone para estos abonados afectados. Con las mejoras que se implementarán en el proyecto constructivo, la afectación será mínima.
El Club está considerando diferentes escenarios entre los que se ha valorado la posibilidad de ir a jugar fuera del Camp Nou, lo que tendría un impacto directo en el calendario de obras, reduciendo el plazo de construcción inicial, pudiendo llevar a cabo así una reforma tan eficiente como sea posible.
En el ámbito económico, hay que hacer un proyecto que optimice ingresos y haga más competitivo el Club y, después de la pandemia, también se hace necesario revisar y revaluar la funcionalidad de nuestras instalaciones.